Hola a Todos!
Por fin llegó, pasó, y a ninguno quedó indiferente. Era objetivo de grupo que este cumpleaños resaltara especialemente sobre los anteriores y, al menos por nuestra parte, el objetivo se ha cumplido. Hubo tiempo para la diversión, el ocio, la nostalgia y el recuerdo, para los jóvenes y los mayores, los actuales y los antiguos, para las risas y las lágrimas... para todo.
Desde por la mañana, con una Gymkhana Vikinga por todo el barrio de Parquesol, en una serie de pruebas donde los participantes debían de fabricarse su propio Drakkar vikingo, con el objetivo de vencer al resto de tribus en singular regata, obtener el favor de los Dioses y ganarse un sitio en el Valhalla, todo ello celebrado en la Plaza de Marcos Fernández.
El Grupo Scout Parquesol está muy vivo, y por consiguiente, el barrio nos tiene que ver. Agradecemos al Grupo Scout Besana y elPilar Grupo Scout por su asistencia y apoyo.
Luego, por la tarde, una cena en el comedor Alfonso VIII, donde asistieron miembros del GSP y sus familias, así como multitud de antiguos miembros del grupo, aquellos que han contribuido a su crecimiento durante estos veinte años.
El programa incluía como entrantes un vídeo conmemorativo con fotos de campamentos de estos veinte años, algunos vídeos de gente que, a pesar de no poder asistir, quería unirse a nosotros de alguna manera en este evento, como Jerica, desde Eslovenia, Nico, desde Alemania, o Carlitos, desde Pennsylvania. Como añadido, antes de la cena, la unidad ruta nos sorprendió con un video promocional-conmemorativo, donde hasta se atrevían con una canción de composición propia, realizada para la ocasión.
Tras la cena, hubo tiempo para las risas, alguna que otra actuación improvisada y, al final, el plato fuerte: Cada unidad había preparado una carta donde narraban anécdotas, vivencias,... todos los sentimientos que despertaba en ellos su vida en el grupo. Destacan especialmente las cartas de las unidades mayores y el kraal, así como la carta sorpresa de una madre, que relataba su experiencia desde el punto de vista de los padres y agradecía al Grupo y al escultismo por los valores que habían sabido inculcarles a sus hijas. Cartas sinceras, profundas, íntimas algunas, que arrancaron lágrimas a más de uno de los presentes, que acabaron la velada con una gran foto grupal y cantando todos juntos canciones Scout.
Y así, pasito a pasito, han pasado dos décadas, cuatro lustros, veinte años, defínanlo como quieran, llenos de vivencias, ilusiones, sueños y expectativas. Felices por todo lo que hemos pasado. Y felices, también, por lo que hemos de pasar.
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